La "Sensación de Estar Atascada": Cómo el Diálogo Emocional te Ayuda a Fluir
¿Conoces esa sensación? No es tristeza, no es enfado… es una especie de niebla. Sientes que estás en una rotonda, dando vueltas en el mismo sitio. Tus días se repiten, tus patrones te sabotean y, aunque anhelas un cambio, una fuerza invisible parece mantenerte anclada.
Esa es la «sensación de estancamiento». Y es una de las señales más claras de que hay una desconexión entre lo que tu alma desea y lo que tu vida manifiesta.
Este bloqueo nace de nuestros pensamientos, creencias limitantes y hábitos arraigados. Se refleja en frases como:
«No puedo hacer eso».
«No es el momento adecuado».
«¿Y si fallo?».
«Debería conformarme con lo que tengo».
Estas ideas se convierten en un peso que se siente en el cuerpo: como una opresión en el pecho, un nudo en la garganta o una fatiga constante. El cuerpo y la mente están congelados, atrapados por el miedo a avanzar.
El Diálogo Emocional: Tu llave para salir de la rotonda
El Diálogo Emocional es un espacio sagrado para darle voz a esa sensación. No se trata de «pensar en positivo» o forzarte a cambiar. Se trata de todo lo contrario: de detenerte, respirar y escuchar con profunda honestidad.
¿Qué hacemos en una sesión?
✨ Conectamos con el cuerpo: ¿Dónde sientes ese atasco? ¿Qué forma tiene? ¿Qué temperatura? Al darle una entidad física, empezamos a quitarle poder.
✨ Escuchamos tu voz interna: A través de un diálogo guiado y una escucha plena, dejamos que surjan las verdaderas respuestas. Sin juicios. Sin prisas.
✨ Liberamos con la respiración: Cada exhalación consciente es una oportunidad para soltar un poco de ese peso, para crear un milímetro de espacio nuevo en tu interior.
El objetivo no es encontrar una solución mágica, sino recordar quién eres debajo de todas esas capas de «deberías» y miedos. Es recordar qué es lo que realmente quieres y darte el permiso para dar el primer, y a veces más pequeño, paso. Porque en el momento en que creas un poco de espacio, la energía vuelve a fluir. Y donde hay flujo, hay vida.